Instaladas ya en el nuevo piso y después de la precariedad de una cocina sin útiles, hemos ido a Ikea y nos hemos provisto de un armamento de sartenes, cuchillos, ollas y un sinfín de trastos, algunos más bonitos que prácticos; de esos que sólo se pueden encontrar en unos grandes almacenes suecos. El caso es que, después de cenas y comilonas varias, hemos decidido montar el evento del año: La fiesta del rebozado. Me resulta difícil saber cómo hemos llegado a esa idea, supongo que ha surgido y ya está, no hay por qué buscarle sentido.
Hoy, Natalia y yo, hemos hecho un esbozo de lo que será nuestra fiesta rebozando con huevo y cornflakes unos libritos de lomo rellenos de queso. El resultado ha sido más que alentador.
Aquí os dejo la foto de hoy, pero prometo que el día del tan ansiado concurso la cámara se mimetizará en la cocina como si de otro útil se tratase y se inmortalizará la comida, los chefs y los invitados.
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