
Hasta la copa de vainilla más cutre y prefabricada del Lidl puede resultar un desayuno perfecto.
Ingredientes: Amor y un poquito de imaginación.
Quién hubiera creído que se hallaba
sola en el aire, oculta, tu mirada.
Quién hubiera creído esa terrible
ocasión de nacer puesta al alcance
de mi suerte y mis ojos,
y que tú y yo iríamos, despojados
de todo bien, de todo mal, de todo,
a aherrojarnos en el mismo silencio,
a inclinarnos sobre la misma fuente
para vernos y vernos
mutuamente espiados en el fondo,
temblando desde el agua,
descubriendo, pretendiendo alcanzar
quién eras tú detrás de esa cortina,
quién era yo detrás de mí.